El tiempo de despedirse de los pañales se acerca lentamente, pero no debes forzarlo.
¿Cuántos pañales has cambiado hasta ahora? ¿Mil? ¿Mil quinientos? Y cada vez resulta más difícil, al contrario de lo que cabría esperar. Dependiendo del temperamento de tu hijo, cambiarle el pañal puede convertirse en toda una batalla. Pero antes de que cumpla doce meses todavía es demasiado pronto para pensar en usar el orinal. Por mucho que a tu hijo le guste usar un orinal, cualquier éxito será un mero golpe de suerte. La razón es que primero debe aprender a controlar su vejiga y los músculos del esfínter, algo prácticamente imposible antes de su segundo año de vida, como muy pronto.
Muchos niños (sobre todo las niñas) llegan a esta etapa entre los 12 y los 18 meses, pero la mayoría tarda un poco más. Cuando llegue el momento, tu hijo te hará saber a su manera que ya no está a gusto con el pañal. Puede que haga una mueca, que camine con las piernas separadas, que llore o que te lo diga directamente. Es su manera de decir: “Quiero estar limpio y seco ya”.
El tiempo que tarde en lograrlo depende en gran medida de ti. Porque lo que tu hijo necesita ahora es un montón de halagos y modelos de comportamiento a los que pueda imitar cuando vaya al baño y que le ayuden a quitarse y ponerse la ropa. No hace falta realizar ningún entrenamiento especial, lo importante es dejar que tu hijo tome la iniciativa. Todo lo demás llegará.